bosque patagonicoUn grupo de investigadores del CONICET, dirigidos por Ricardo Villalba han estudiado árboles coihues, cipreses y araucarias del sur de Argentina y Chile que se compararon con especies de Nueva Zelanda y Tasmania, en Australia, para conocer sus patrones de crecimiento desde el año 1409 hasta la actualidad y determinar como ha sido afectado su crecimiento con cambios climáticos

Se estudiaron los anillos ya que “permiten obtener datos con una resolución anual y son importantes porque los árboles tienen una amplia distribución geográfica y responden fuertemente al clima en ciertas regiones”.

Los resultados fueron presentados recientemente y publicados en la revista Nature Geosciencie, donde se destaca uno sobre todos «el agujero en la capa de ozono habría provocado un cambio en los patrones de lluvias, habría influenciado las presiones en las regiones más australes del Hemisferio Sur, lo que hizo desplazar hacia el sur los vientos del oeste, que son los que traen las lluvias, disminuyéndolas”, como consecuencia, durante las últimas cuatro décadas “las tasas de crecimiento más bajas durante esos 600 años, los de Oceanía presentaron los valores más altos».

Así el promedio de precipitaciones del norte patagónico, fue desplazado hacia el sur generando una importante disminución de la precipitación en el sector norte.

Estas diferencias están relacionadas con la variación en la disponibilidad de agua y los cambios de temperatura en cada región que resultan vinculadas a los cambios que provocó el agujero en la capa de ozono, fenómeno asociado a la Oscilación Antártica del Hemisferio Sur (OAHS).

La investigación describe que la OAHS es como un anillo de diferencias de presiones que se forma en la atmósfera alrededor del continente antártico y controla la variabilidad climática en el hemisferio sur.

“Las tasas anormales de crecimiento de árboles y la OAHS están fuertemente asociadas: los resultados del trabajo muestran que las variaciones en esta oscilación explican del 12 al 48% de las anomalías del crecimiento en la segunda mitad del siglo XX”.

“La OAHS tiene dos fases: una positiva, en la cual los vientos del oeste se mueven hacia el sur y por lo tanto disminuyen las lluvias en el norte de la Patagonia; y otra negativa, cuando los patrones de circulación se mueven hacia el norte y las precipitaciones vuelven a sus niveles normales. El agujero de ozono habría provocado justamente la prolongación de la fase positiva de la OAHS durante las últimas cuatro décadas”.

En la zona de “Nueva Zelanda y Tasmania se registra un fenómeno inverso: durante las últimas cuatro décadas los árboles de sus bosques húmedos y relativamente fríos registraron las tasas de crecimiento más importantes”.

“El estudio de los anillos de seis especies de Argentina, Chile, Nueva Zelanda y Tasmania mostró que los patrones de crecimiento entre 1950 y 2000 son significativamente diferentes a los de los últimos 250 años, los árboles no habían estado expuestos a una fase positiva tan prolongada”.

“Si bien se espera que en los próximos años se remedie el agujero de ozono y se revierta la tendencia actual de la fase positiva del OAHS, hay otros factores a tener en cuenta para poder predecir un futuro escenario, se prevé que el aumento en los niveles de gases de efecto invernadero actúe en contra y empujen al OAHS hacia su fase positiva, tanto en verano como en invierno”.

Fuente y Artículo Completo e Imagen: http://diariojornada.com.ar   ;  http://www.taringa.net

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