“Desde el 8 de noviembre de 1949, gracias a la iniciativa del ingeniero argentino Carlos María Della Paolera y a pedido del Instituto Superior de Urbanismo de la Ciudad de Buenos Aires, se celebra el Día Mundial del Urbanismo, con el propósito de fortalecer la conciencia acerca de lo importante que es vivir en ambientes sanos y agradables, con abundancia de espacios verdes”.
“La Dirección de Plan de Urbanización de Buenos Aires, creyendo interpretar fielmente el sentir de todos los que se preocupan por el perfeccionamiento de las aglomeraciones humanas, ha reunido en un sencillo símbolo de comprensión universal la expresión de los elementos naturales que integran el indiscutido ideal urbanístico. Realizado este paso inicial confía en la solidaridad internacional de nuestra causa para propiciar su uso y colaborar en su divulgación”.
“La conmemoración de este día puede ser útil para motivar acciones necesarias para mejorar las urbanizaciones, como el aumento de espacios verdes y zonas recreativas, la descongestión de zonas superpobladas, la concreción de obras de desarrollo y todas las medidas que contribuyan a disminuir la contaminación del aire y del agua”.
“Siguiendo los más variados rumbos en sus investigaciones, los urbanistas de todo el mundo han llegado a la conclusión de que es necesario reconquistar el aire, el sol y la vegetación para el ambiente de la ciudad moderna. Las teorías y realizaciones urbanísticas más opuestas concuerdan con el objetivo final consistente en asegurar la unión intima de la ciudad con la tierra viviente, dando amplia entrada a la naturaleza entre las masas inertes de la edificación urbana”.
“El progreso urbano no consiste en invadir ciegamente los terrenos con la edificación sino edificar conscientemente donde corresponde después de haber asegurado la formación y conservación del espacio en que debe dominar la naturaleza. Facilitando la entrada del aire puro y del sol vivificante al interior de las viviendas y de los barrios que se crean. Permitir que las viviendas de los seres humanos se amontonen desorganizadamente, en el medio de las impurezas de un aire cargado de humo y gases deletéreos y produzcan así ambientes antihigiénicos y nocivos a la conservación y mejoramiento de la especie, significa incurrir en un anacronismo que contrasta violentamente con el grado de adelanto a que ha llegado la civilización”.
Fuente y Artículo completo: http://www.diamundialdelurbanismo.org ; http://www.educared.org.ar ; http://www.oei.es