Con la llegada del verano, comienza la temporada de las vacaciones, lo que implica alejase por unos días de la rutina y el traslado de miles de personas desde sus hogares hacia el lugar elegido para vacacionar y lo elegido son los lugares donde la naturaleza ofrece todo su esplendor.
En consecuencia de este período, alarmantes fueron las publicaciones en distintos medios de comunicación, con respecto a la cantidad de basura que queda después de un día de disfrute de la naturaleza, en muchos casos, para su recolección, se requiere duplicar el personal de limpieza.
Un claro ejemplo, las costas del río cuarto, tras un fin de semana donde se volcaron para disfrutar de la belleza de las costas unas 20.000 personas, los trabajadores que pertenecen a cooperativa Oncativo encargada de la limpieza y mantenimiento de las costas y cause del río desde el puente Filloy hasta el Islas Malvinas, debieron retirar 500 bolsas de residuos del tamaño consorcio, que incluían pañales, restos de comida, bolsas plásticas y basura de todo tipo.
En Villa Carlos Paz durante la temporada estival se generan alrededor de 250 toneladas diarias de basura, contra las 110 ó 120 que se producen el resto del año. La limpieza de la ciudad está cargo de una concesionaria privada que refuerza horarios y personal en estos meses.
Otro grave caso, las payas, la basura que queda, suele ser arrastrada por el mar y devuelta en otras zonas costeras, con lo que la expansión del micro basural turístico se amplia y agrava transformándose los desechos en un arma mortal para la fauna marina.
Mucho es el esfuerzo que hacen los distintos municipios para mantener la limpieza, colocando contenedores o recipientes para que el usuario deje los desechos, pero muchos de los visitantes no se molestan en colaborar.
Al salir a disfrutar del tiempo libre, recordar que la recreación es Con La Naturaleza, las playas no son ceniceros, los árboles no son cestos de basura, las rocas no son baños públicos. Todos somos parte del ambiente, todos somos responsables de su cuidado.
Convivir armónicamente con el medio sin dañarlo es la mejor alternativa para disfrutar y cuidarlo, hay que hacer lo mismo que uno haría en su propio jardín, no dejar basura tirada.
Coloque todos los residuos que se generaron en su estadía, en los lugares específicos para tal fin como los contenedores disponibles o regrese con sus desechos a casa.
Evite dejar plásticos como las bolsas, tapas de bebidas, envoltorios de helados. Los pañales, restos de alimento y las colillas de cigarrillos pueden causar la muerte a los habitantes del reino animal, hay que procurar no dejar plásticos, vidrios, latas u otros elementos de origen industrial ya que estos elementos pueden provocar incendios.
No arroje las bolsas de residuos a la calle porque puede obstruir los desagües ocasionando anegamiento e inundaciones en el camino
Limpie los desechos de las mascotas en la arena.
No use el monte nativo como leña, esto preserva los paisajes naturales, la flora y fauna autóctonas.
Para tener en cuenta: Las colillas de cigarrillos duran entre 1 y 2 años; las latas de conservas o de bebidas, entre 30 y 500 años; los pañales descartables no biodegradables entre 400 a 500 años, las bolsas plásticas 450 años; las botellas plásticas entre 400 y 1000 años, las botellas de vidrio 4000 años.
Las vacaciones no implican tomarse un descanso en la responsabilidad ambiental o dejar en casa la cultura ecológica, pero estas vacaciones pueden ser el punta pié para adquirirla.
Usted tiene la capacidad para darle importancia al cuidado del medio ambiente, evite acumular basura que dificulte la degradación de los materiales que la componen. Cuide los espacios verdes y disfrute siendo responsable por su seguridad y por la naturaleza que lo cobija.
Fuente: Periódico La Ribera. Río Cuarto. Edición Febrero 2013
Imagen: Geología en la UNRN