Ente el 18 y el 29 de Noviembre, se desarrolló la Cumbre de la Biodiversidad de Nagoya, donde un total de 193 países se dieron cita. En la misma se ha intentado llegar a un acuerdo destinado a proteger la vida en el planeta. Se sentaron las bases del desarrollo sostenible, y se apoyó en tres pilares primordiales: la conservación de la biodiversidad, la utilización sostenible de sus componentes, y la distribución justa de los mismos.
La biodiversidad es fruto de la continua evolución de las especies y la que se ve constantemente influida por la actividad del ser humano, por nuestros actos y desmanes, convirtiendo nuestro planeta en una porción frágil para todos los seres vivos del planeta, nosotros también dependemos de la biodiversidad.
“En la biodiversidad se contemplan las diferencias genéticas de cada especie, el ADN que determina la singularidad de cada individuo. Además de tener en cuenta el ecosistema al que pertenece, y donde los seres vivos interactúan y conviven formando comunidades. Es una red vital que hace de la tierra un lugar habitable para los seres humanos, y por lo tanto un bien valioso que debemos proteger”.
“La protección de esta diversidad debería ser uno de nuestros principales temas de interés, ya que los recursos naturales sustentan nuestra sociedad. Sin materias primas no existiría ningún tipo de industria, y la pérdida de esta diversidad amenaza todo el sistema económico. La economía global, base del sistema capitalista, depende en gran medida de cómo nos abastecemos de los servicios que nos brinda la naturaleza. Servicios que son imposibles de reemplazar”.
Fuente y Artículo Completo: http://www.ambientum.com